domingo, 23 de noviembre de 2014
La mayor dicha...
Encontrar, que no buscar, a Aquel que te observó, que te estuvo esperando...
Aquel que no te permite convertirte únicamente en lo que Él desea y te desea tal como eres.
Poder ser Su placer, Su orgullo, Su dicha... entregarle tu dolor y tus lagrimas.
Convertirte en Sus deseos cumplidos, ser Su apoyo, Su descanso y también Su anhelo.
sábado, 8 de noviembre de 2014
Grita el Silencio
Grita en mi interior la ausencia de todo sonido, penetra en
mis oídos una hermosa música que llena mi mente de acordes, de recuerdos, de
momentos y a su vez no logro más que oír
el silencio, viajando a través de la bruma de mis sueños, los que me llevan
cada noche hacia el lugar donde se encuentra el Único Dueño de mi alma, de mi
ser, de mi vida.
viernes, 31 de octubre de 2014
Noche de Brujas
En esa ocasión la noche le pareció mucho más hermosa que las
demás… el cielo se sumía en una profunda oscuridad en la que las lejanas
estrellas se tornaban más brillantes y cercanas que nunca.
Hacía tres años ya de Su marcha y sin embargo Su amor
permanecía en ella tan intenso como el primer día.
Todas las noches salía al jardín y elevaba su mirada al
cielo, para contemplarlo, para ver las estrellas, para contarlas… con Él.
domingo, 5 de octubre de 2014
Dulces Sueños
Arde mi piel al oír Sus pasos aproximándose, mi cuerpo se
torna en una inexistente orden que le obliga a postrarse, casi
involuntariamente, sin ser consciente de cada movimiento.
Al contacto con el frío suelo puedo sentir como mi piel se
eriza, se estremece, todos mis músculos
se tensan, y únicamente puedo notar el cada vez más rápido latir de mi corazón,
la ansiedad que me embarga, la dulce espera, el momento más deseado.
domingo, 28 de septiembre de 2014
Sumisión
No es una decisión, ni siquiera una elección, es un
sentimiento tan profundo que te desgarra desde el interior de tu alma para
jamás volver a ser lo que antes fuiste.
Has dejado de ser esa persona que eras, para sentir que tu
cuerpo, tu mente, tu alma… no van a pertenecer a nadie más que a Él, pues ni
siquiera a ti te pertenecen.
Sientes que eres Suya, desde lo más profundo de tu ser hasta
el último de los poros de tu piel.
domingo, 14 de septiembre de 2014
Vera
Carta a mi primer Amo:
Fuiste mi primer Amo, aquel que nunca lo fue, ese al que amé desde muchos años antes de ser sumisa...
Mi ángel se llevó con él lo poco que quedaba de mi amor por ti.
viernes, 22 de agosto de 2014
Lagrimas de un Sueño
Arrodillada frente a la puerta, espero. Desnudo mi cuerpo y
repleta el alma de sentimientos, de dicha, de ansiedad, de necesidad, de
entrega, de amor, de calma, la espera se hace larga y a la vez me serena.
La puerta se abre y siento el enorme deseo de ver Sus ojos,
de ver su brillo, reflejarme en ellos, puedo sentir el latido de Su corazón, sé
que me siente, y de repente sé lo que debo hacer… bajo la mirada al suelo y
espero.
lunes, 4 de agosto de 2014
Limpiar el Trastero
Hay momentos en los que se acumulan “los trastos” y no
tienes más remedio que hacer limpieza.
Como si de un trastero se tratara, tu vida empieza a tener
estorbos por medio… todo aquello que con el tiempo has ido acumulando y que de algún
modo no te permite el paso, no te deja seguir adelante.
lunes, 28 de julio de 2014
Vela
Veo su fulgurante luz agitarse ante la menor brizna de aire
en la habitación, ante el menor movimiento.
Absorta en su intenso brillo sus movimientos ondulados me
hacen regresar la vista sobre mi propio cuerpo, desnudo, resplandeciente ante
la tenue luz que a mi lado brilla y sobre mi piel se refleja.
Su incesante centelleo aumenta mi impaciencia y en mi
soledad cierro los ojos, busco de nuevo
la calma.
lunes, 14 de julio de 2014
EL PLACER
Ocultas en mis tinieblas mis fantasías, hábilmente descubrirá Aquel que deba ser
Dueño de mi alma, otorgándome el placer más absoluto que no será otro que
rendir el Suyo sin objeción ni demora y entregar mi ser.
Ansío entregarle las llamas del lujurioso placer que
enrojece mi alma, pues solo sus manos serán las más firmes, resistentes al calor que emana,
capaces de poder sostenerla.
Su deseo será mi único anhelo, mi cuerpo sutilmente
acariciado por Él se tornará bello, mi alma resplandecerá solo para Él, y en mi
mente habrá un único pensamiento… complacerlo.
viernes, 4 de julio de 2014
Un Amo, un Dios
No deseo pertenecer a un Dios, sino a alguien que me toque,
me sienta, me ame.
Alguien a quien Idolatrar con motivos y no con fe, con
confianza y entrega, a quien mostrar mi adoración con caricias compartidas, con
susurros, con anhelos, ofreciendo mi
pasión, mi ser, sintiendo que entre sus manos soy yo la inmortal, la que es
capaz de tocar el cielo con las manos por Él.
Que valore mis pecados, no mis penitencias, que me acompañe en
mis fantasías, que provoque y guie mi placer, que lo haga Suyo, que bese mis
imperfecciones y muestre con humildad las de Él, que realce la belleza de mi
alma y con Su luz prenda la mía.
A quien mostrar mi entrega y mi amor por Él con hechos, no
con rezos ni palabras.
Que comparta y escuche mis pensamientos, no los coarte, que
discipline mis acciones únicamente en el camino del placer, que sometiéndome me
haga libre, que me humille para elevarme, para ser su orgullo, digna de
permanecer a sus pies, expuesta únicamente a sus deseos, mostrando con actos
que es merecedor de mi sumisión.
Que castigue mi cuerpo y me haga sentir el orgullo de la
piel marcada, mi dolor por Él, el placer de ambos. Que me convierta en su
particular sacrificio, ofrecida en ese altar que es mi entrega.
Aquel al que pueda tocar, besar, sentir, que con sus dedos
borre mis lágrimas, que provoque mi sonrisa, que reciba todo mi ser, sin temor
a mi sentir, que me muestre el camino del placer a través del dolor, junto a Él,
de Su mano, que tras ofrecerme en la más absoluta lujuria me recoja entre sus
brazos meciéndome, temblorosa tras el placer.
Aquel a quien sus imperfecciones, sus dudas, temores,
errores, lo tornen cercano y a mis ojos más
hermoso y mas real.
No… yo no deseo un
Dios.
No necesito a nadie subido a un pedestal sino a aquel que a
mi lado, mientras siente el calor de mi piel desnuda, a lo lejos lo contemple
vacío y sonría, sabiendo que los dioses no existen y de existir nos tendrían
envidia, pues es nuestra imperfección y mortalidad, nuestra breve existencia, la
que hace que vivamos más intensamente haciéndonos únicos y especiales.
vera
sábado, 28 de junio de 2014
Una sumisa con perro
Te despierta cada mañana, con la mirada expectante y el hocico brillante, con traviesa ternura, esperando impaciente a que acabes de abrir los ojos al nuevo día que para él ya es simplemente maravilloso sólo por el hecho de despertar y que estés ahí.
Esos ojos profundos, brillantes, esa a veces exasperante alegría permanente y esa excitación al sentirse cerca de su Amo.
Entrega absoluta, amor incondicional, fidelidad perpetua, sin barreras, sin límites, sin preguntas, sin necesidad de palabras, siquiera con alguna leve mirada.
Atento al menor movimiento, a la más mínima señal de su Amo, ansiando ser reclamado para ofrecer o recibir algún mimo, con el único deseo de complacer.
Jadeos de sentimiento profundo, de necesidad de una caricia, de un pequeño gesto, de un indicio de cariño, de atención ... la espera ... y una total y absoluta pena, culpabilidad, inseguridad, ante la menor muestra de desdén.
Sumido en la pena y en la incipiente espera al verte partir, vive por ti y moriría por ti, dando todo y esperando únicamente el más mínimo sentimiento o muestra de amor de su Amo hacia él.
El sentimiento más sincero y agradecido de unos ojos entreabiertos que bajo la más sutil de tus caricias te observan con ilimitada adoración.
Como no sentirse afortunada y agradecida al ser objeto de tan bellos sentimientos, cuando tu misma los has sentido y sufrido en tu interior...?
vera.
miércoles, 4 de junio de 2014
Esperando...
… esperando… que no buscando.
Esperando que sea el momento, el lugar… esperando a Aquel que
será mi Dueño, al que ofreceré mi sentir, mi entrega y la luz de mi alma … el
que me hará eclosionar de nuevo, realzará mi máxima expresión, me permitirá sentir…
volveré a ser todo aquello que anhelo, de Su mano.
En mi oscuridad puedo sentir su presencia, que no es otra
ahora que la mía propia, el calor de mi fuego interior anhelándolo, el tacto de
mis manos acariciando mi cuerpo, sintiendo que podría únicamente habitar bajo
mi piel, y no existir.
Solo la firme presión de una cuerda acompaña mis noches, su sutil suavidad me trae el permanente
recuerdo de que jamás de ese modo se han cernido unas manos sobre mí, a pesar
de la sensación de haberlas sentido.
Las manos firmes de Aquel que un día me
encuentre, de Aquel que me sienta, del
que será mi Señor y mi Amo.
Esperando… esperando sentir el placer concedido, el
sufrimiento deseado, el dolor asestado por otras manos, esas manos que hoy no son
otras que las mías propias.
Esperando a Aquel que regale susurros a mis oídos, me ordene
con sus miradas, que se deleite con mis gritos y sea capaz de oír mis
silencios.
El que me discipline, el que me torne su perrita obediente, que me haga notar un leve tirón de mi
correa antes de errar, el que me halague con sus premios y me honre con sus castigos.
Aquel que desde su altura sepa ver la belleza de mi alma a
sus pies, saborear mi sentir sin temer ser cegado por el brillo de mi luz, estallando
en sentimientos dirigidos, compartidos, Aquel que tome mi entrega y mi sentir,
Aquel que me haga Suya.
Esperando… esperando ver la luz de nuevo en mi camino, esa
que me ilumine con fuerza y me regale su calor, que me haga disfrutar del
paisaje a mi alrededor, que me permita seguir sus pasos, me acompañe y me inste
a seguir caminando, sin sufrir, sin pensar, sin preocuparme que camino
tomar ni cuál será mi derrota.
La dulce espera de aquella que se siente sumisa, ofrecida,
entregada…. únicamente a su sentir.
vera
domingo, 25 de mayo de 2014
Una Sonrisa
Aquel que sin conocerte es capaz de ver la tristeza en ti, aquella
que a pesar de tu absoluta transparencia intentas que siga oculta, Él que puede
ver también la tenue luz que en tu
interior se esconde, tras tu tristeza.
Aquel que desde la lejanía te contempla y es capaz de
vislumbrar todo lo que aquellos que se acercan no son capaces de ver. Y sin embargo permanece ahí, en calma, tras la
intensidad de las olas, copado por ellas.
Aquel que se toma la consentida libertad de levantar tu
mentón para que puedas ver el universo que te rodea, un universo que tus ojos
no logran ver, empañados por esas lagrimas que con sinceras palabras seca y así,
de ese modo, hace de nuevo brillar tu
luz.
Sin pedir nada a cambio, sin esperar nada… y de esperarlo… ¿Qué
importa?
Si solo desea verte
resplandecer y no teme que la intensidad de tu luz lo ciegue… bien merece el
privilegio de esperar cualquier cosa que desee sin ser juzgado más que por lo
que sin duda es, todo un Caballero y un Señor.
Aquel que abre tus ojos para mostrarte la verdad, y que te
hace ver en ti todo aquello que tu confusión nubla. Aquello que por temer al
dolor eres incapaz de ver. Lo que niegas.
Aquel que con la verdad te sume en una total y absoluta
pena, y a su vez es capaz de rescatarte de lo más profundo de ti, de tu dolor
y sacarte de nuevo a flote acompañada de
tu risa.
Aquel con la humildad de no precisar mostrar sus virtudes y
a su vez dispuesto a mostrarse claro
como el agua sin pretensión de ocultar sus carencias.
Aquel por quien aquella sumisa digna de esperar su regreso, no
podría más que tejer ese manto permanentemente inconcluso, no solo por diez
años sino por el resto de sus días.
Él, que te muestra el cielo y te regala una estrella, que
sopla las nubes para ti, para que de nuevo puedas ver el Sol, que es capaz de ver tu luz brillar en la oscuridad, es único y absoluto merecedor cuanto menos
de tu sonrisa.
vera
miércoles, 21 de mayo de 2014
Una Leyenda inventada...
Anna Dittmann |
De la mano de su Amo iba dirigida, no sabía a dónde ni
porque, sin embargo tampoco le importaba, estaba donde debía, en el único lugar
donde deseaba estar…. Junto a Él.
De repente Este se detuvo frente a un enorme cerezo en flor agitado
por el viento, del que flotaban en el aire pequeños pétalos cual copos de
blanca nieve. Ella miraba a su alrededor, tan admirada por el hermoso espectáculo que ni siquiera se dio cuenta que tras una
breve orden de su Señor lo estaba obedeciendo, desabrochó su vestido para
quedar totalmente desnuda frente a Él.
Y tras su orden, mirando a sus ojos, su Amo le comenzó a
relatar…
“Dicen que este hermoso
árbol fue un día una sumisa, no de gran belleza, pero si con una gran capacidad
de entrega y un inmenso sentir. Por ese sentir perduró, sin embargo esa a su
vez fue su condena.
Su sentir se fue
convirtiendo en pequeños brotes y ramificaciones alimentadas con sus propias lágrimas.
Sabía que un día podría eclosionar, no sin embargo cuantas lágrimas precisaría para
hacerlo.
Aquellos que la
poseyeron de un modo u otro la hicieron crecer, aunque siempre llegaba un día en que su sentir crecía,
brotaba de tal forma que se les escapaba de las manos… les faltó el deseo o la capacidad de
mantenerla ahí, junto a ellos, dejaban de sostenerla, de nuevo volvían a posar sus brotes en la
tierra.
Nunca nadie más
recogió su sentir, se limitaban a pasar por su lado admirando la belleza de sus
flores, y un día llegó en que sus raíces estaban tan arraigadas a la tierra que
ya nadie pudo arrancarla sin herirla.
Y así permaneció, como
cerezo en flor, admirado en ocasiones por sus bellos brotes que ahí, desde su
interior siguieron creciendo, su dolor hizo brotar sus ramas y la luz del sol y
sus ganas de vivir la hicieron permanecer”.
En ese hermoso lugar, tras el relato de su Señor, de sus ojos comenzaron a brotar lagrimas, que dulces
en lugar de saladas desaparecían entre sus labios y en el mismo momento en que
Él tomó su mano, supo lo que debía hacer.
La acompañó sujetando su mano hasta que estuvo a sus pies,
postrada y mirando fijamente a los ojos de su Dueño. Con mano firme y con suma delicadeza
secó sus lágrimas, alzó con sus dedos suaves su mentón y la besó.
Ella humildemente bajó su mirada y retiró su cabello sintiéndose
inmensamente afortunada de poder florecer junto a su Amo y Éste posó en su cuello un collar con su
nombre. Tras él una bonita leyenda… “De
entre las flores silvestres, la más bella, la Mía.”
Dedicado a una linda flor, Gracias por tu regalo.
vera
sábado, 17 de mayo de 2014
ESCRIBIR
Acostumbro a plasmar parte de lo que siento en mis escritos,
sin embargo no suelo escribir demasiado sobre lo que soy.
No soy una sumisa con gran experiencia, más bien a penas
ninguna, ni siquiera tengo Amo por lo que a mi parecer seria mas propio
llamarme solo vera… lo único que tengo y
que solamente a mí me pertenece es mi
sentir.
Plasmo esas palabras que a muchas neófitas como yo les suelen llamar la atención, pero creo que el motivo principal por el que se fijan en mí es porque sienten lo mismo, solo que yo… lo escribo.
También hay algunos Dom que pueden pensar que detrás de
tanto sentimiento se esconde una buena sumisa o alguien fácil de manejar… en mi
humilde opinión, creo que eso de la buena sumisa no existe, solo aquella que
debe ser para Uno es la buena ( Y viceversa… pues lo mismo ocurre con los Dom).
Vivo de la forma más intensa que me puedo permitir (como
todo el mundo), y siento intentando que esos sentimientos no me duelan
demasiado… lo que un “Amo” suele encontrar en sus manos en estos casos, son un
montón de intensos sentimientos descontrolados sin saber bien qué hacer con ellos.
Esa es la principal razón por la que escribo. No hay gran mérito
en eso, no soy experta de nada porque tenga la necesidad de plasmar lo que
siento, y la única razón por la que lo hago es para desprenderme de aquello que
en mi interior duele demasiado para dejarlo permanecer ahí.
Tengo los mismos miedos, las mismas dudas e inquietudes que
las demás, incluso puede que más… y no soy mejor ni más valiente por
mostrarlas, más bien todo lo contrario.
Sin embargo lo que escribo no es todo lo que siento, ni mucho
menos todo lo que soy, solo son fragmentos de mis pocas experiencias, de mis
deseos, de mis anhelos y de mi modo de comprender lo que vivo y siento.
He de decir que la mayor parte de mis escritos es, más que
aquello que vivo, lo que desearía sentir.
A todos aquellos que me leen, gracias por emplear su tiempo
en hacerlo… solo decirles que también tengo mis páginas en blanco y mis
silencios, y que además de textos escritos hay una persona con la que poder
conversar y compartir.
Pueden hablar conmigo y conocerán a vera, sin más. Algun@s ya
lo hacen…
Y a aquellos que nunca han hablado conmigo, que desconocen a
la vera que tiene voz además de escribir, aquellos que solo les llama la atención lo
que ven, que juzgan solo lo que leen en mis escritos, sin siquiera comprender
que cada persona con más o menos empatía siente a su modo y que los sentimientos
escritos no siempre tienen por qué ser dirigidos del modo en que los comprende
aquel que los está leyendo… solo decirles que no se molesten, que sigan
leyendo.
vera
jueves, 15 de mayo de 2014
SEÑOR
Aquel que vio mis primeros pasos cuando me creía invisible, cuando empecé a caminar, el
que me tendió su mano y alzó mi mirada para que fuera capaz de volver a hacerlo tras caer al
tropezar.
Con el mismo peso en mi interior, el de mi sentir,
consciente, sincera e imperfecta, pero sobretodo llena de agradecimiento, se
despide esta sumisa... aunque con un simple hasta luego. Su luz dejó
de brillar en mí, para seguir brillando a lo lejos, para permanecer ahí donde siempre
pueda verlo, en el lugar donde siempre estuvo…
Sujetó mi mano mientras de nuevo me atrevía a trepar a la bella
aunque vertiginosa altura de mis tacones y a su vez acompañó mi paso para que
fuera seguro y firme.
Me mostró el dolor, el placer, de mis propias manos que eran
las suyas, recorriendo mi cuerpo, conociéndolo, valorándolo, me enseñó que podía
cruzar barreras, me ordenó ceñir cuerdas a mi cuerpo con la única intención de
hacerme libre.
Él, que no solo me iluminó y me enseñó el camino, me
acompañó por él mostrándome la belleza de todo aquello que podía ver alrededor,
sin dejar de andar, sin modificar el ritmo de mi paso.
En lugar de cohibir o canalizar mi explosión de sentimientos
incontrolados simplemente me mostró el modo de ver en ellos la belleza, del
mismo modo en que se aprecian los fuegos de artificio, dejándolos brillar en el
infinito, entre las estrellas, me enseñó a mantener los ojos abiertos, para ver
su destello brillar en ellos, desde una zona segura, desde la calma.
Me permitió vivir, sentir, alentándome, disipando mi temor, reafirmando
mi esencia, valorando mi entrega, me preparó para el que un día será mi Amo, sin
embargo no me dejó en sus manos, me dejó las mías propias, unas manos que ahora
no tiemblan ante la duda, aquellas en las que Él confió para esta vez ser capaz
de elegir mejor.
Me regaló un destello de luz para prender la mía propia, ya
no brilla en mí su luz pero ese destello permanecerá en mi interior para
siempre, en mi alma.
El que me hizo crecer mostrándome el modo de seguir
creciendo, aquel que no fue ni pretendió ser mi Amo, mi Dueño… humilde aunque
consciente del trato que merece, de lo que sin duda alguna es… Todo un Señor.
Mil Gracias.
vera.
domingo, 11 de mayo de 2014
Presencia
Cuando no eres capaz de describir lo que sientes, cuando es
algo más intenso que el dolor o que el placer, cuando crees que serias capaz de
hacer cualquier cosa que te ordenase sin pensar, sin poder comprender, solo puedes explicarlo como algo tan simple
como sentir su absoluta y permanente Presencia.
Crece en tu interior una sensación de necesidad, de entrega,
te envuelve y a la vez te atraviesa de tal forma que tu respiración tan pronto
se acelera como se puede parar en cuestión de segundos, del mismo modo que tu corazón.
Puedes sentir la nostalgia de la lejanía, incluso hasta el
punto de ver brotar de tus ojos unas lagrimas sin sentido y en cuestión de
segundos sonreír, sentir su tacto, su calor, penetrando en ti haciéndote sentir
dichosa, plena pues ya no es el suelo el que te sostiene, flotas en el aire sabiéndote segura, eres consciente de que no te vas a perder, que es Él quien te sujeta.
Lo sientes, en tu interior, observándote a cada segundo, rozando
tú piel en cualquier momento y en cualquier lugar, puedes oír su voz sin
tenerle cerca, su palpitar y su respiración acompasada con la tuya, aunque
sepas que no está aquí, que varios kilómetros os separan y sin embargo puede
sufrir tu dolor, vibrar con tu placer y compartir tu sentir.
El día se torna corto y la noche larga, deseando poder
dormir y embargarte en ese profundo sueño en el que cada noche vuelve a ti, a posar
sus ojos sobre tu cuerpo, sus manos sobre tu piel desnuda, postrada a sus pies,
dichosa, cumpliendo sus ordenes, recibiendo el dolor de un castigo que solo
sientes como tal en el momento en que despiertas, en ese momento en que dejas
de sentirlo.
Entonces descubres que no son las cuerdas las que te atan,
las que marcan tu piel, ni la cera la que hace sentir que de repente y en
cualquier momento puedes empezar a arder, tampoco ese dolor que sientes al torturarte
por una simple orden el que te da el placer de sentir su cercanía, ni sus
palabras las te hacen sentir que te cuida o tu imaginación lo que te sostiene,
lo que de repente te lleva a otro lugar, al único sitio en el que deseas estar,
a su lado.
Es solo… Su Presencia.
vera.
sábado, 3 de mayo de 2014
En Sus Manos...
… sientes que eres capaz de todo, de cualquier cosa que Él
pueda ordenarte.
Tu imperfecto cuerpo toma forma bajo el poder de sus cuerdas,
con su presión, con la resistencia de tu piel que sientes marcada, se torna
perfecto, hermoso lienzo en donde plasma
aquello que crea en ti, eso que será tu historia, o parte de ella.
Feliz cual marioneta en manos de su
Dueño, ese que tan hábilmente la maneja, en ese instante en que le concede el honor del movimiento, de
la libertad, de poder revivir de nuevo entre sus cuerdas, cuidadoso en todo
momento de no soltarla para que no se
encuentre de pronto siendo un montón de trozos de madera inanimada, sin vida,
sobre el suelo.
Puedes sentir el placer de su
tirantez al inspirar, sintiendo cada tramo de cuerda, cada nudo, presionando tu
piel y el anhelo al sentir que de ti se desprende al exhalar y aflojar esa
presión.
Rozas con tus dedos cada pedazo de cuerda sobre ti, cada
parte de tu piel desnuda, tu humedad empapando ese tramo de cuerda y puedes
sentir la excitación que por momentos te embarga, colmando todo tu ser de esa
sensación, tu palpitar se acelera hasta el punto que no eres capaz de oír nada
mas, de sentir otra cosa que no sea a Él dentro de ti y explotas en un cúmulo
de sensaciones y de placer.
Te
alojas en profundo sueño sintiéndote
arropada, protegida bajo su manto, sintiéndolo sobre tu piel y también bajo
ella, en tu interior.
La tenue
luz del amanecer cubre tu cuerpo y sientes su cálida sensación, de pronto
despiertas y experimentas ese leve temor de tener que desprenderte de ese
intenso sentir, de esa dulce sensación.
A medida que vas deshaciendo las ataduras, notas poco a poco
que ese sentir no te abandona, pero te deja huérfana, desnuda, falta de ese
poder sobre ti, ese que necesitas y anhelas más que cualquier otra cosa.
Ese desamparo se desvanece al posar de nuevo tus manos sobre
tu piel, esas que no son tuyas pues ya no es a ti a quien pertenecen, a quien
obedecen, le pertenecen a Él y puedes de nuevo sentirlo en ti, en lo más
profundo de tu interior.
vera.
jueves, 1 de mayo de 2014
Un Trozo de Cuerda
Siento la humedad en mi interior, en mis muslos, puedo oír
mi palpitar acelerarse por momentos. Tras reparar en la inmovilidad de mis piernas, inmediatamente siento la inherente necesidad
de elevar mi culo y postrarme, ofrecida, entregada, atada.
La sensación de las sabanas sobre mi piel me pesa, abro los
ojos con lentitud, acomodándolos a la luz del amanecer, explota en mi interior un
cúmulo de sensaciones, de sentimientos, de emociones y a mi alrededor solo puedo oír el
silencio, la calma.
Busco en los rincones de mi mente, intentando recordar,
persiguiendo aunque sea un resquicio de mi sueño, algo que pueda explicar el
porqué de esa sensación, y doy de nuevo con el recuerdo de su desconocido
tacto, una ilusión creada en mi mente, que me lleva a sentirme protegida, bajo
su manto, entre sus brazos.
Recobro de nuevo la conciencia y deshago las cuerdas que han
acompañado mi húmedo y desconocido sueño.
Observo los surcos que permanecen en mi piel, los acaricio
con mis dedos, lentamente, absorta en mis pensamientos y en ese otro sueño que
se repite una y otra vez, como un recuerdo que se niega a abandonar mi mente,
como un permanente susurro, sin embargo éste, no logro recordarlo.
Acaricio esa parte de mi piel marcada, moldeada, puedo ver
en ella el resplandor de la luz, la sombra de mis dedos al pasar sobre esas
marcas, acariciándolas… y puedo sentirlo.
Sigo acariciándome, despacio, hasta llegar a mi entrepierna, abro
mis muslos y me ofrezco a esa inexistente persona que observa frente a mi cama,
frente a mí, rozándome suavemente, inspiro con fuerza mientras impregno
mis dedos de mi humedad, de mi esencia.
Cierro los ojos y siento el calor de mi piel en la palma de
mis manos mientras subo hacia mi pecho, acaricio mis pezones, sigo respirando
con lentitud, llevo mis manos por todo mi cuerpo hasta llegar a mis labios,
hasta sentir en mi boca mi esencia, mi sabor.
Muevo mis piernas levemente enredadas aun por aquello que
las apresaba hace un momento, esperando cumplir sus órdenes, anhelando realizar
sus deseos, aquello que ha dejado en mi piel su rastro, su marca, lo que ha
hecho que me embargara una explosión de sensaciones, de recuerdos que en
realidad no lo son pues nunca ocurrieron, de sentimientos, de emociones, aquello
que me ha acompañado en la noche haciéndome soñar, sentir, y sin embargo bajo
la luz del amanecer, ya sujeto entre mis manos recupera su sencillez, ese
objeto que tanto me ha hecho sentir, no es más que un trozo de cuerda.
vera
viernes, 25 de abril de 2014
Su Obra
Tras arder todo aquello que era mi vida, surgió entre la devastación un brote nuevo y fresco aunque muy consciente de la ceniza que cubría su alrededor.
La agradable lluvia descubrió en mí un sentimiento y quise empaparme de conocimiento y experiencias que me colmaran y me hicieran sentir plena.
Demasiadas gotas para recibirlas todas... Se tornaron en dudas, en dolor y confusión.
Entonces desde mi oscuridad divisé la luz de aquel que siempre estuvo allí, en mi renacer, sin pretensiones ni intereses ocultos, cuidando de su rebaño, desde la lejanía, dejando a los nuevos brotes crecer en la rica tierra de su campo.
Me vio nacer, empezar a crecer, sufrir... y tras eso, me concedió el honor de tomar mi madera para tallarla y con ella hacer arte, ese arte que a su termino cederá a quien sea capaz de valorar y cuidar con el mismo tacto que el de sus propias manos.
Y llegado el momento... Como amar profundamente a dos seres con un solo corazón? Con la misma esencia, con la misma entrega...
La respuesta está en mi alma, en mi elección, en esa decisión que al tomarla partió para siempre mi corazón en dos.
Bajo su manto creceré, esa explosión de sentimientos se tornaran en uno solo, un sentimiento inevitablemente dirigido hacia Él, pero también por Él que será quien me sitúe en la dirección correcta. Y en ese camino por el que me guíe, hallaré un día a aquel al que amaré sinceramente y ofreceré mi entrega, aquel que será mi Dueño.
A pesar de eso, parte de esos sentimientos se quedaran con Él para siempre, con aquel a quien ahora entrego mi alma para tallarla y de ese modo crear arte con todo esto que siento, con lo que mi interior alberga.
Un día me entregaré en cuerpo y alma al que será mi Amo, mi Dueño, sin embargo Él siempre será mi Señor, el que me trajo la calma, el que me vio resplandecer con mi propia luz, por esa razón, eternamente agradecida, siento que de algún modo siempre seré Suya... Su obra.
vera
sábado, 19 de abril de 2014
LUZ
De pronto, hallas esa luz en el camino, aquella que brilla
fuertemente y que ilumina la dirección donde debes ir, aquella a la que sigues
sin demora, con la mirada fija en ella, a la que deseas llegar pues sabes que bajo
ella puedes resplandecer.
Te ordena, te dirige, te guía, te muestra el camino por
donde debes andar y sigues caminando, sigues dirigiendo tus sentimientos, tus
dudas, tus temores, tus anhelos, todo lo que hay en tu interior hacia el lugar
que la luz te ordena.
Inicias con paso lento, te sientes enormemente agradecida,
te honra que brille para ti, que te permita permanecer bajo su esplendor pero
aun así, en tu desnudez, sientes ese pudor, esa sencilla timidez que te bloquea,
puedes caminar tras ella, pero tus ojos y tu piel deben acostumbrarse a su
brillo.
Sientes que poco a poco la calma te embarga, te sientes
tranquila, feliz, dejas atrás toda la oscuridad que te rodea y te muestras bajo
ella desnuda, para poder sentir su calor sobre tu piel, para permitir que te
haga brillar.
Tu cuerpo reacciona a su calor, y piensas si es posible, si
esa permanente excitación cesará en algún momento, si lentamente se irá
introduciendo en ti, por todos los poros de tu piel, hacia el interior, hasta
el momento en que logre hacer brillar tu alma.
vera.
jueves, 17 de abril de 2014
Sentir
Pensaba que tras el dolor, había llegado el momento de buscar la calma, de reflexionar, pero siento mi alma con fuerza ardiendo en mi interior y me niego. Me niego a rendirme, me niego a esa mórbida calma, me niego a sólo reflexionar, a pensar en palabras vacías o sentimientos que no sé hacia donde dirigir, me niego a dejar de sentir.
Pasó para mi ese momento de reflexión, que en lugar de traerme la paz y apoyarme en la espera, sólo me trajo angustia y vacío.
Llegó el momento de sentir, de tocar el cielo con las manos o de sumirme en el mismísimo infierno, de sentir amor, felicidad, placer, paz o dolor, ese dolor en lo mas profundo del alma que te hace morir al instante y a su vez te demuestra que estas vivo.
Deseo sentirme plena, saciada, llena de inspiración, poder vaciar en mis manos lo que brota en mi interior, deseo sentir la vida en mí y deseo entregársela a El, entregarle cada brote, cada instante, pues ese es mi privilegio y mi decisión, así como suyo es aceptarme.
Anhelo sentir ese sueño imposible de verme postrada a sus pies, entregada, sometida, consagrandome al mayor de los placeres que no es otro sino el de sentirme en sus manos, fuerte, invulnerable, Suya.
Anhelo tener el honor de sus castigos sobre mi piel y su huella en mi alma, que me haga el amor, que sea ese susurro en mi oído que me dirija, esa voz que mi cuerpo reconozca como la de su único dueño, que provoque en mí gritos de placer, de dolor, que elija ser aquel que en la lejanía, ocupe ese lugar especial en mí, en todo mi cuerpo, que sea aquel que bajo mi piel habite.
Elijo vivir en el otro lado de mi balanza, en el de la ansiedad y el deseo, mucho ha sido ya el tiempo en el que me he sentido hastiada, vacía, forzosamente satisfecha con sólo unas migajas de cariño, creyendo tener todo aquello que podía esperar o desear. Así que a pesar de las inclemencias de la vida, del despecho, de la ansiedad o del dolor, a pesar de todo ello elijo seguir caminando, elijo sentir.
vera.
martes, 15 de abril de 2014
Reflejo
Me veo en ti como puedo ver mi reflejo en un lago de agua clara y cristalina. Con esa fuerza y a su vez esa ternura que solo es capaz de mostrarte alguien que es real.
Abro mi corazón y te muestro lo que hay en su interior. Mis infinitas dudas, mis grandes temores, mis profundos anhelos, mis secretos deseos y al mirarte descubro que son los mismos que, al igual que yo, albergas en lo mas profundo, tan cerca del alma.
Porque tu estabas ahí, en mi despertar, con un fuerte hombro en el que apoyarse y una mochila repleta de buenos consejos que no eran mas que experiencias vividas, con tu permanente sonrisa y ese guiño de inocente maldad que te hace ser única y especial.
He reído, he llorado, he sentido he crecido, he brillado y me he desgarrado por dentro y a su vez, tu estabas ahí, sintiendo lo mismo que yo aunque fuera a un tiempo y de un modo distintos.
Sufro con tu pena y me hace sonreír tu felicidad, pues a pesar de la lejanía te has convertido en esa desconocida amiga a la que únicamente te unen esos pocos momentos en los que vives lejos de tu cotidiana realidad y sin embargo sientes como si siempre hubiera estado ahí contigo.
Junto a tu fuerza, puedo ver en ti ese resplandor de quien alberga un alma sumisa, esa misma que siento en mi interior, esa que compartimos, pues con nuestras muchas semejanzas y nuestras pequeñas diferencias puedo ver en ti, en tu interior, mi propio reflejo.
vera.
vera.
domingo, 13 de abril de 2014
De Mazmorra
En la soledad de mi alcoba, sintiendo el calor del tenue brillo del amanecer sobre mi piel desnuda, abro mis ojos lentamente, aún bajo el influjo de un oscuro sueño.
Lejos ya de ser presa del efecto de Morfeo, regreso de nuevo al mundo de los sueños, con los ojos abiertos, y la mente en aquel lejano lugar donde las posibilidades son infinitas y las fantasías reales.
Puedo sentir la presencia de quien alberga intensos anhelos, oscuras necesidades, aquel capaz de vislumbrarme floreciendo ante sus ojos, de inspirar mis mas bellas palabras, aquel que vive en el caos en el que estoy inmersa.
Me sorprendo palpando mi humedad y llevando los dedos a mis labios, saboreando el placer de sentirme alimentada, sostenida, dirigida, sometida, entregada a El, con las piernas levemente abiertas, en el suelo, totalmente postrada ante su inexorable presencia, suplicante a la espera de ese sufrimiento que haga elevar mi alma hasta cimas Infinitas.
Abandono el salón para sumirme en esa parte de mi yo más salvaje, para convertirme en ese ser que solamente puede ser sometido por quien es capaz de ver, ese ser que precisa ser domado, que lo anhela, ese que únicamente puede ser un animal de mazmorra.
Fluye en mi interior el calor que hace bullir mi esencia, sintiendo, casi oyendo el palpitar de su corazón, temerosa de que el mío explote a causa de la intensidad de mis sentimientos, a la espera de ese primer impacto, de ese placer, de ese dulce dolor que provoque contusiones en mi cuerpo para curar las heridas de mi alma.
Puedo saborear el despiadado gozo de su castigo recorriendo mi cuerpo, entregada a su voluntad, haciéndome sentir exuberante y llena de hermosura, dichosa de ser el objeto de sus más ingentes anhelos.
Estalla el placer en mi, un ahogado grito me hace despertar de pronto de esa intensa ensoñación y me devuelve a la serenidad y a la luz de mi estancia.
Me hallo exultante y sudorosa, sin aliento, por esa sensación de plenitud que acompaña a un delicioso momento y por el desconcierto de descubrir en mi interior la ansiada necesidad de aquel que con sus palabras me empuja a hacer arte con las mías.
vera.
viernes, 11 de abril de 2014
Oscuridad
En la oscuridad de la noche me descubro recordando la belleza de sus palabras. Esas palabras suenan en mi mente y al cerrar los ojos y me llevan a una senda amplia y llena de luz, por la que sigo su sonido irremediablemente hacia una desconocida derrota.
Al plasmar mis sentimientos no puedo sino recordar esas frases, como una confesión, ver en mi pensamiento esa imagen y sentir el dolor de desprenderse de aquellas palabras que por temor, deben ser destruidas, esas que presiento de una belleza tal que no pueden más que albergar sus mas profundos sentimientos, aquellos que, grabados a fuego, permanecen ocultos en el alma.
Sonrío al pensar en la comparación de mi modo de unir las palabras con la esgrima, ese baile entre semejantes, esa lucha elegante y sutil entre caballeros que a la perfección podría en parte definirlo a El y sin embargo, dista mucho de la imagen que de mi misma albergo.
Pienso en la emoción de verme florecer ante unos ojos que me reconocen con mas claridad que los míos propios, los de aquel que a pesar de no haber vivido mi primer amanecer, siento sería capaz, mediante el indefinible gozo del sufrimiento y el placer, magnificado por la mas sincera e ineludible entrega, de hacerme brillar de nuevo, de un modo más luminoso y en absoluta plenitud.
Me entristece descubrir lo caprichoso y a la vez cruel del destino, poniendo al Dueño de tan hermosas palabras frente a mi, cual tentación, en un momento y ante una situación en la que el respeto no me permite dar un paso más allá, ni consentir que me embargue la esperanza de un futuro incierto en el que tener la más ínfima posibilidad de esperar deseara ser el Dueño y Señor de mis palabras también.
Sin embargo algo en mi interior me pide que permanezca, respetuosa y consciente, aunque sin poder evitar inspirarme del esplendor de sus palabras y de su persona. Necesitada de hallar aquello que en lugar de vaciarme me llene, vivo colmada de ese sentimiento, ese anhelo de plenitud que me hace seguir por este camino.
Y debo de decir, que no es la búsqueda de mis anhelos lo que por esa senda tan aciagamente sigo, sino la perfección en la composición de sus palabras, que más que seguirlo me llevan hacia El, pues ya no es la razón la que me guía, es el instinto y la necesidad de vislumbrar la luz de mi alma.
vera.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)