lunes, 4 de agosto de 2014

Limpiar el Trastero




Hay momentos en los que se acumulan “los trastos” y no tienes más remedio que hacer limpieza.

Como si de un trastero se tratara, tu vida empieza a tener estorbos por medio… todo aquello que con el tiempo has ido acumulando y que de algún modo no te permite el paso, no te deja seguir adelante.

Amigos que no lo son… esos cuadros que con el tiempo se desgastan mostrando la poca calidad del lienzo y la impureza del material con el que fueron creados, conocidos que te decepcionan… “útiles” que al verlos por primera vez te deslumbran, que crees que son una cosa y cuando los ves más de cerca siempre te decepcionan porque te das cuenta que solo van a ser otro estorbo mas en tu trastero.

Y  luego están los sentimientos olvidados, esos que aparecen de repente cuando tantas veces creíste haberlos desechado. Como esas cajas en lo más  alto del estante que cuando vas a mirar lo que hay en su interior siempre te caen en un pie, o por la cabeza haciéndote un chichón,  solo que en este caso, lo que te duele no es la cabeza sino el pecho, el dolor sale del interior de tu alma.

Acostumbramos a ser perezosos o a no dar demasiada importancia y casi siempre nos basta con cerrar la puerta para así no ver el desorden, sin embargo siempre llega un momento en el que entramos de nuevo en busca de algo y la realidad nos da en las narices.

El miedo a que todos esos “trastos” nos vengan encima y nos entierren entre un montón de sentimientos desagradables hace que intentemos mantener esa puerta cerrada, sin embargo en ocasiones alguien nos toma de la mano y sin soltarla nos dirige frente a la puerta.

Nos dice con voz dulce pero firme que debemos abrirla, debemos poner orden a nuestra vida, a todos esos sentimientos, porque tal vez no nos dimos cuenta pero al otro lado de todos esos trastos hay una puerta por ellos oculta, una que no podemos ver  y que nos va a llevar a la realidad de lo que podría ser nuestra vida, a la felicidad.

Sabes que debes ser tu quien ponga orden pero ese alguien sigue ahí, te dice que no se va a mover de tu lado, por si alguna de las cajas pesa demasiado y debe ayudarte a deshacerte de ella.

Cuando eso ocurre… solo tienes una opción y es dar las gracias, arremangarte y empezar a moverte, desechar todo aquello que no vale en tu vida, que te estorba, que no te deja avanzar o aparece de repente para causarte dolor.




El BDSM es como la vida, lo forman personas. Personas que viven, dudan, confían, sufren, aman, hieren… Y puedes a veces acumular algunas cajas más en tu trastero, pero también tener la suerte de dar con algunas de esas personas que independientemente de la experiencia o capacidad que tengan Dominando o lo firme e intensamente que vivan su sumisión, te toman de la mano con humilde sinceridad para mostrarte la realidad, llevarte frente a la puerta del trastero para hacer limpieza o estar contigo cuando lo necesitas.




vera









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