jueves, 24 de octubre de 2013

CHOCOLATE






CHOCOLATE


Esa noche estaba cocinando para mi Amo, vestida solo con una sencilla camiseta de tiras, me esmeraba para que todo saliera perfecto y fuera de su agrado.

De pronto vino hacia a mí, creí que para ver qué era lo que estaba haciendo, pues también es aficionado a la cocina. Se acercó a mi oído rodeando con su brazo mi cintura “deja eso ahora”, me dijo. 
Le obedecí de inmediato, apagué el fuego y aparté lo que estaba haciendo hasta ese momento.

Me besó con tanta intensidad que si hubiera tenido algo en las manos de seguro se me habría caído sin siquiera darme cuenta, me cogió sin apartar sus labios de los míos, luego me apoyó sobre la mesa, boca abajo, con sumo cuidado. 

Pude ver por el rabillo del ojo como se acomodaba tras de mí, sentado en una silla. Acarició mis nalgas, con la misma ternura de siempre y después de pasar sus dedos por mi coño totalmente húmedo ya por la excitación, comenzó a azotarme, una y otra vez, y otra, perdí la cuenta y también la noción del tiempo, hasta que me levantó de la mesa y me besó.

Luego me cogió entre sus brazos y me sentó sobre la mesa.

Hasta ese mismo instante no me había percatado de que en las manos llevaba un pañuelo, mi pañuelo, el que siempre usaba para taparme los ojos cuando quería privarme temporalmente de ese sentido. 

Me lo acercó y lo ató fuertemente, dejándome inmersa en la más absoluta oscuridad.

Pudieron pasar varios minutos, pero la excitación que acrecentaba en mi interior hizo que ni siquiera fuera realmente consciente de cuánto tiempo pasó exactamente antes de volver a notar las manos de mi Amo sobre mí. 


Me sujetó de las muñecas y noté como me abrochaba algo en ellas, como unas correas de cuero, me recostó sobre la mesa y llevó mis manos por encima de mi cabeza hasta sujetarlas cada una a un lado, abiertas, como si las estuviera atando a cada una de las patas de la mesa, bajó sus manos rozando despacio por mis brazos, acariciando suavemente mi cuello, mis pechos, presionando mis pezones, primero suave, luego cada vez más fuerte, empecé a sentir dolor y a su vez una excitación que me hacía notar mi entrepierna cada vez mas y mas mojada, sin verlo, podía notar cómo se sonreía, ya que era totalmente consciente de mi cada vez más creciente excitación.

Cuando hubo torturado mis pezones a placer, los soltó dejándolos de pronto sintiendo un total desamparo al no tener sus manos presionándolos de esa forma que tanto le gusta y que a mi tanto me excita. 


Siguió su recorrido hacia abajo, acariciando con el calor de sus manos mi estomago, volteando mi ombligo, hasta llegar a mi monte de Venus. 
Pude notar con total desolación como pasaba de largo esa zona que tanto anhelaba sus caricias, latente  mojada, deseando ser rozada siquiera por las yemas de los dedos de su Amo, recorriéndola por la parte exterior hasta llegar a mis muslos, sentía que mi cuerpo ardía, que podía explotar en cualquier momento, pero mi Amo siguió bajando hasta llegar a mis tobillos, los que sujetó uno a uno con sendas correas similares a las que asían mis muñecas, dejándome así, con brazos y piernas, atadas en cruz sobre la mesa.

Dejó de nuevo pasar unos minutos que bien podían haber sido horas, debido a la intensidad y la excitación con que estaba viviendo esa experiencia nueva para mí, cuando empecé a sentir un olor que me era familiar, dulce, intenso, un olor que me era inconfundible, era chocolate.


Podía notarlo , de la misma forma que si lo hubiera tenido en la boca y lo estuviera saboreando, toda la habitación estaba impregnada de ese dulce e intenso olor, que si bien no podía ver de donde procedía, lo cierto es que me excitaba muchísimo más aún.



De pronto, noté sobre mi pecho un calor, me quemaba, era una sensación como de cera caliente, pero mucho más liquido, pues podía notar como resbalaba por mi cuerpo, esa misma sensación fue recorriendo distintas partes de mi cuerpo, mi cuello, mi estomago, mi ombligo mis muslos, fui aguantando la respiración por momentos según notaba que ese liquido me quemaba, dolía pero a su vez me excitaba sobremanera, respiraba con fuerza, en algunas ocasiones no podía evitar soltar algún gemido el cual provocaba que ese dulce suplicio se detuviera por unos instantes, pero no fue hasta el momento en que ese liquido ardiente, rozó mi clítoris, cuando no lo pude evitar, sin darme siquiera cuenta, gritaba, de dolor, de excitación, de placer, mi cuerpo se retorcía bajo el calor intenso de ese liquido ardiente que olía como el más dulce oro negro azteca.

Unos segundos después, pude notar los dedos de mi Amo acariciando mi boca con ternura, me besó, y de nuevo se acercó a mi oído para susurrarme “te has portado muy bien putita mía, ahora vas a correrte”, al tiempo que introducía algo frio y sabroso en mi boca, era una fresa, repitió la acción un par de veces más, una con sus dedos y otra ofreciéndome la fresa con su propia boca, pues pude notar la suavidad de sus labios cuando me la ofrecía.


Luego me quitó el pañuelo para que pudiera ver.

La visión que se mostró ante mi era realmente espectacular, yo, sobre la mesa, atada de pies y manos, y totalmente cubierta de chocolate. 


Miré a mi Amo y él me sonrió, me besó una última vez y vi como se alejaba de mi boca para adentrarse en el espacio que había entre mis piernas totalmente abiertas.

Pude notar su lengua, fría aun por las fresas, adentrándose en mi interior, lamiendo todo el chocolate que anteriormente había vertido en mi coño ahora cubierto de una capa liquida y dulce. 


Rozó mi clítoris, y se adentró en mí de una forma que en pocos segundos no pude más que explotar de placer.


Mi Amo desabrocho las correas de mis manos, me incorporó con cuidado y después de besarme de nuevo, me desabrochó también las de los pies, no pude resistir la tentación de pasar un dedo por mis pechos y lamer el chocolate que quedó impregnado en el. 

Mi Amo al verme, me sonrió y me dijo, “ahora todavía eres más dulce, zorrita”, me ayudó a levantarme de la mesa y me acompañó al baño.

Me lavó, mientras me observaba como el objeto de su deseo y después me acostó, caí en brazos de Morfeo a los pocos minutos, rodeada por el calor y los acogedores brazos de mi Amo. 



vera

No hay comentarios:

Publicar un comentario