¿Por qué tanto le siento si sólo existe en mi mente?
Si puedo notar el calor de Sus caricias, Sus dedos
sobre mi piel y al bajar mi mirada son los míos los que veo.
Amanezco con la suave luz de la mañana, con el anhelo
en los labios de los besos recibidos, con ese tibio dolor de la resquebrajada
esperanza, del saber en el fondo, que tal vez jamás vuelva a sentir.