Arrodillada frente a la puerta, espero. Desnudo mi cuerpo y
repleta el alma de sentimientos, de dicha, de ansiedad, de necesidad, de
entrega, de amor, de calma, la espera se hace larga y a la vez me serena.
La puerta se abre y siento el enorme deseo de ver Sus ojos,
de ver su brillo, reflejarme en ellos, puedo sentir el latido de Su corazón, sé
que me siente, y de repente sé lo que debo hacer… bajo la mirada al suelo y
espero.