Apareció como en un sueño, reclamando toda mi atención, sin necesidad de decir más que las palabras
justas que discretamente iban penetrando dentro de mí, sigilosas, haciéndome suya
con cada una de ellas.
Cada día que pasa hace que sienta en mi interior algo nuevo,
algo que no había sentido, algo que anhelo, que necesito.
Hablo de mis miedos y su respuesta no es que no debo temer
nada, que no va a lastimarme, o que no me dejará caer… su respuesta, con un
sencillo “quiero hacerte feliz” tiene más fuerza y la siento más real que
cualquier promesa, pues no son sus manos las que me sujetan, sino su alma.
Leo sus palabras y
penetran en mí con tal intensidad que explotan en mi interior, colmándome,
sintiendo su cercanía, su calor, su fuerza.
Deseo coger sus manos con las mías y acariciar mi alma, mi
cuerpo, hacerlo suyo, mojar sus dedos en
mi sexo húmedo de placer , llevarlos a mi boca, saborear mi esencia solo de sus
manos, deseo pertenecerle, pues ante su nobleza, su inteligencia, su cariño, su
fuerza, no puedo más que postrarme a sus pies y someterme a sus deseos.
De ese modo, cuidándome antes de someterme, dándome antes de pedir, valorándome a pesar
de mis muchos defectos, haciéndome suya con sus palabras día tras día, me
convierto sin darme siquiera cuenta en su propiedad, en su animalito, una
cachorrita deseosa de permanecer a su lado, siempre obediente y sumisa.
Anhelo sentir su mirada sobre mí, desnuda en mi totalidad,
pues no deseo solo desnudar mi cuerpo ante El, también mi alma y hacerla suya.
Deseo ser la primera y la última en sus labios, en su vida,
ser su bien más preciado, entregarle mi placer y mi dolor, ser su mascota fiel,
necesito tenerle dentro de mí o hallarme a sus pies cuando Él lo desee y que sea una orden suya la que me convierta en
esclava.
He aprendido con los años que a pesar de caer, siempre puedo
levantarme y sin promesas ni palabras vacías Él me demuestra día a día que
puede que caiga, pero si lo hago Él siempre está ahí a mi lado, me demuestra
que aunque no puedo escapar del miedo o del dolor podemos superarlo juntos.
En este momento solo deseo quedarme con quien pueda estar
sin mí, pero desee estar conmigo y es por eso que no deseo otro cuenco más que
el suyo para saciar mi sed, ni el calor de otro cuerpo que no sea el suyo, que sea su nombre el que grite de dolor o de
placer, deseo que sea Él quien sujete mi
correa y su nombre el que encabece la leyenda de mi collar.
En este momento deseo olvidarme del mundo y poder ser
solamente su Animalito.
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