martes, 1 de mayo de 2018

De Repente



Y de repente me hallo de vuelta.  Vuelvo a mis palabras compartidas, inmersa en una nube repleta de imágenes, pensamientos libres de dolor y de recuerdos, pensamientos nuevos, limpios y a su vez perversos...



Pensamientos que me llevan a ti, a esos momentos, a tus palabras, a las mías, a esa imagen secreta, que oculta se describe en la voz muda de un sucio deseo que brotó así, de repente.


Leo tus palabras y me imagino mordiéndolas en tus labios antes de que puedan surgir de tu boca, tornando así tus negativas en anhelo.


Vuela de repente mi pensamiento, creando imágenes que en mi retina permanecen borrosas al fondo, tras las letras que me escribes. 


Y así mismo, de repente brota esa avidez...

De cerrar con mis dedos tus ojos y con mis labios acariciarlos susurrándote.


Aparecer de  pronto tras de ti en esa nueva imagen, envolver tu cintura con mis brazos y morder tu clavícula a la vez que resigo con mis dedos esas caricias que me reclama tu pecho.


Despertar junto a ti y  sentir como aún entre sueños, se acelera tu respirar con el placer de mi lengua acrecentando tu erección, hasta colmar mi garganta.


Gemir en tu piel húmeda de esos besos oscuros, penetrando mi lengua en ti hasta sentir la sacudida  de tu placer acompasando el mío.


Posarme en cuatro, ofrecida, entregando a ti mi cuerpo para recrear tus más ocultos y sucios deseos.


Llenar mi vientre de tu vigoroso despertar, sentir todo el peso de tu cuerpo y tu  piel en la mía, la sutileza de tu lengua regalarme gritos de placer y libar en mí tu esencia antes derramada, para ambos compartir ese blanco beso después, de entre tus labios.


Besarte bajo el agua tibia, a penas sin respiración, buceando en tu abrazo, sentir entre mis piernas la leve erección crecer de nuevo, alzar la vista a tus ojos y sonreír al ver lo que dice tu pícara mirada... 


Postrarme entonces para recibir tu placer dorado, sentirme marcada, sometida y sin embargo entregada a la libertad más infinita y real.


Compartir caricias relajadas, risas, momentos... recreados en mi mente por esa avidez, ese deseo que brota de lo más profundo de mí a pesar de la imposibilidad. 


Esas imágenes que invaden mi pensamiento, surgidas únicamente de unas cuantas palabras, que me hacen pensar que, de repente.... Me apeteces.



vera.



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