jueves, 31 de marzo de 2016

Que brillen mis ojos




Regreso.... Vuelvo de nuevo al lugar donde las personas que me quieren, que me conocen, no logran ver más allá de la imprecisa imagen del recuerdo de antaño, la visión de la niña que un día fui.

Me miran... y puedo notar en sus ojos que aún la buscan, que desean que vuelva esa vulnerabilidad que hace tantos años desapareció. La necesitan para ser lo que un día fueron. 

El héroe de todos mis cuentos, mi mejor compañero de juegos, la fuerza que me sostenía, que me alzaba, que me mostraba este mundo que me vería crecer, desde sus propios ojos. Que me hacía llorar un instante para que siempre pudiera sonreír. 

No ven, que el mismo día que me fui por primera vez, marchó conmigo, para desaparecer, para regresar solo en mis peores momentos, los que prefiero afrontar en íntima soledad.


Pero queda mucho de esa niña siempre risueña, inocente, curiosa…  todo lo que en aquellos años viví, sentí, lo que aprendí, en mi interior permanece, grabado a fuego. Y de algún modo ellos siempre serán… mis héroes.

La persona a la que todos esos tesoros forjaron, hoy es distinta. Otras personas, otras vidas me han regalado la dicha de amar, de saber, de conocer, de sufrir, de aprender…. Héroes y villanos de mi vida, los que no pueden faltar en ninguna historia, permanecen para bien o para mal en mi interior y forman parte de lo que soy.

Hoy regreso, nuevamente al inicio de mi vida, con mi particular, intenso, enloquecido, caótico e irremediable sentir. Cargando un halo de tristeza, que, sin embargo, guarda un rayo de luz brillante en lo más recóndito de su profundidad, porque sufrir, en parte, significa también vivir.

Sentimientos que me resisto a desechar, porque al ver mi reflejo, se convierten inconscientes en el brillo de mis ojos.

Tras una larga ausencia en la que no había nada que compartir porque mis palabras debían ser solo mías, no hay lugar hoy para frívolas o eróticas fantasías, para sueños por cumplir, para deseos que se antojan inalcanzables. Hoy solo caben sueños cumplidos, regresar a mis demonios para enfrentarme a ellos y hacerlos desaparecer, recuperar el contacto con el olvido, y desear con tanta fuerza, que ese anhelo venga a mí.

Hoy, aunque sea por un instante, Vera recupera su mayúscula, porque solo tras sumirte en las profundidades, recuerdas que también puedes flotar. Hoy vera sigue siendo alma, sigue siendo luz, sigue siendo sumisa, pero también es, debe ser, más Sara que nunca.

Regreso a este lugar y también a mí, con la intención de hacer lo que me pide el corazón y lo que necesito. Regreso a sanar y a dar las gracias. A guardar para siempre antiguos rencores en un cajón que me permita curar pero no olvidar, recuperar el afecto ausente, perdonar la amistad que nunca lo fue, desear justicia pero no venganza, agradecer desoídas palabras a quien deseó paz a aquel solo trajo guerra y mandar todo mi respeto, cariño y el más profundo y sincero amor a esos ángeles de ciudad que estuvieron ahí para prestarme sus alas cuando todo se tornó oscuro y gris.

No desecho mi tristeza, no dejo el pasado atrás, me niego a una felicidad de cartón, a una sonrisa de anuncio. La guardo en la parcela que le corresponda dentro de mi ser, al lado de todas esas emociones que fluyen en mi interior, que de vez en cuando y sin querer explotan. Junto al miedo, la alegría, la ira, la sorpresa… para regresar a su abrazo en mis momentos tristes, cuando en mi soledad sea la que me acompaña.

Regreso a la inquietud de escuchar la música, y sentirla, a mirar fijamente a la luz reflejada en la tierra al amanecer, a la vivaz mirada que me despierta todas las mañanas, que me ve por dentro, que me ha amado, me ama y me amará incondicional tal como soy. A la visión de mi sonrisa estúpida fruto de un recuerdo hermoso o mis cabreos frente al espejo. A la voluntad de ser la persona fuerte que siempre fui, la que no es ni se siente mejor o peor que nadie, a la que vive porque no se resigna a sobrevivir.

Regreso… A la feliz aflicción, a la solitaria entrega, al temor valiente…  a la belleza de todos mis contrastes, a una vida que cambia constantemente, pero permanece. Porque deseo fervientemente, ya sea por naufragar en un mar de lágrimas o desprendiendo feliz toda mi luz, que mis ojos, no dejen jamás de brillar.




vera.





1 comentario:

  1. No sé qué habrá podido motivar estas palabras tuyas, porque acabo de llegar a tu blog. Pero admiro la fuerza que hay implícita en ellas.

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