Apoyada en
ese puente, con la mirada perdida entre esas dos pareces y oyendo únicamente el
susurro del agua, julia esperaba. Sabía que francesca no tardaría en llegar.
A penas hacía 48h desde que su Amo
la había sentado frente a ese papel y había puesto un bolígrafo en su mano. A
ella esas horas 48h que habían transcurrido se le antojaban una eternidad… Le ordenó escribir una carta, describiendo en
ella su sentir, escribiendo todos y cada uno de sus límites, transmitiendo sus
deseos y fantasías… todo. julia alzó la mirada hacia los ojos de su Señor, le
extrañaba sumamente esa petición, pues Él conocía mejor que nadie, mejor
incluso que ella misma, todo lo que le pedía que expusiera en esa carta. Su
mirada fue firme y del mismo modo que ella sin mediar palabra le había
preguntado, él la respondió con el silencio. Bajó nuevamente la mirada y se
dispuso a cumplir los deseos de su Amo.
Sentía el
aire frio en sus mejillas como una caricia del viento que la acompañaría toda
la noche en ausencia de Su señor.